El 16 de enero de 1937, a las diez de la noche, los falangistas fueron a buscar a sus casas a Jesús Otal Campos, Pío Otal Campos, Román Soteras Longás, Paulino Lapieza Cortés y Avelino Auría Mena. Primero los llevaron a las escuelas, donde les propinaron una brutal paliza, y luego los trasladaron al ayuntamiento.
Al día siguiente, la hija de Román, Mª Luz, le llevó la comida a su padre. Al verlo desencajado, se echó a llorar, pero él le respondió: “No llores, tiempo tendrás para llorar”.
Su esposa, Luisa, pudo verlo mientras lo subían a un camión. Era el día 17, apenas había pasado un día desde su detención. Subieron por las calles hasta tomar un camino que los llevaría a La Collada La Follas. Allí, en un campo junto al corral de Larraga, los fusilaron.
Sus restos fueron arrojados a una fosa en el cementerio viejo de Orés. Los/as compañeros/as del Batallón Cinco Villas, junto con el grupo de arqueólogos dirigido por Javier Ruiz y otras asociaciones como ARICO, Charata de Uncastillo y Chama, han buscado en numerosas ocasiones en dicho cementerio, removiendo toneladas de tierra sin que, hasta la fecha, se hayan encontrado sus restos.
Siguen buscando. Mientras, en Orés, en un paraje cercano a su lugar de fusilamiento, el día 16 de Noviembre, los han recordado y homenajeado.
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