Este 27 de enero, Día Internacional en Memoria de las Víctimas del Holocausto, marca el 80ª aniversario de la liberación de los campos de concentración nazis. El primero y más significativo fue el de Auschwitz en aquella fecha de 1945, pero también el de Mauthausen, el 5 de mayo, donde más de 4.700 españoles dejaron su vida. Pero tenemos que recordar que también es el trigésimo aniversario del genocidio de Bosnia y sin olvidar que sigue la guerra en Ucrania y Palestina.
Este año, el lema internacional “POR UN FUTURO MEJOR”, es esperanzador; pero a la vez nos hace recordar la cantidad de gobiernos totalitarios que prometen en la actualidad una “vida mejor” a sus ciudadanos sin respetar la democracia y los Derechos Humanos.
Recordando el origen del Holocausto, Hitler prometía arreglar la economía y que todos los alemanes tuvieran trabajo; devolver a Alemania a su posición de gran potencia europea y mundial; crear un gobierno alemán fuerte; unir a todos los alemanes bajo criterios raciales y étnicos. Los nazis manipularon las esperanzas, temores y prejuicios de la gente. También ofrecieron chivos expiatorios, ya que falsamente afirmaron que los judíos y los comunistas eran los responsables de todos los problemas de Alemania. En las elecciones parlamentarias de julio de 1932, los nazis obtuvieron un 37% de la votación. Los éxitos electorales del Partido Nazi hicieron que fuera difícil gobernar al país sin ellos. Hitler y otros líderes afines, una vez en el gobierno, aprovecharon las leyes vigentes para destruir la democracia alemana y crear una dictadura totalitaria que acarreó al mundo al abismo de la guerra y al desarrollo de las políticas de exterminio.
Remontándonos a 1936, miles de españoles republicanos ponían todas sus esperanzas y hasta sus vidas por un futuro mejor, donde no existieran las desigualdades y donde las libertades alcanzadas durante la II República fueran una realidad, pero estas ilusiones fueron aplastadas cruelmente mediante un golpe de estado y una guerra donde el nazismo y el fascismo internacional ensayaron su potencial bélico, en apoyo del fascismo español. En la actualidad, conseguida con lucha y sacrificio la democracia, vemos cómo determinados derechos alcanzados y que pensábamos que estaban garantizados, se cuestionan y corren el riesgo de perderse ante la incredulidad de unos y la apatía de otros
No podemos olvidar de dónde venimos y el legado heredado, pero tenemos que mirar hacia el futuro en un mundo convulso, donde las libertades individuales y colectivas se pisotean en muchas partes y, ante actitudes que parecen impotentes y escépticas, cabe preguntarse ¿qué podemos hacer?:.
Mirar a nuestro pasado para aprender de él. Nuestros abuelos y abuelas, nuestros progenitores, esperaban una vida mejor, ya no para ellos sino pasa sus hijos y lucharon por ello. ¿Cuántos de nuestros antepasados sufrieron la Ley de Responsabilidades Políticas, y acabaron en las cárceles por reivindicar sus derechos? ¿Cuántos tuvieron que emigrar a Europa y América? ¿Cuál es nuestra respuesta ante los miles de migrantes que se dejan la vida, en muchas ocasiones, por conseguir una esperanza que tienen perdida en sus lugares de origen? Colectivos como los homosexuales y los gitanos sufrieron la ley de vagos y maleantes, y ¿qué hacemos hoy para asegurar la implementación de las leyes que reconocen los derechos de las minorías, ante la estigmatización de algunos colectivos por parte de la extrema derecha?
Hay quienes distorsionan, niegan o trivializan el Holocausto. No podemos dejar que manipulen la historia de una etapa de la humanidad en la que se vulneraron todos los derechos.
La Amical tiene puesta su esperanza la labor de difusión y educativa como nos recuerda la frase de Benjamín Franklin “Dime y lo olvido, enséñame y lo recuerdo, involúcrame y lo aprendo”. Un aprendizaje dirigido a toda la sociedad, pero sobre todo a nuestros jóvenes, protagonistas fundamentales del futuro. Esos jóvenes deben involucrarse en buscar ese futuro mejor que los republicanos españoles (muchos muertos en los campos nazis) y millones de personas en el ámbito internacional intentaron alcanzar. Esa juventud es nuestra esperanza y debemos cuidarla, apoyarla y mimarla
En el Día Internacional en Memoria de las Víctimas del Holocausto, todos tenemos la oportunidad de actuar positivamente para que las personas no sean víctimas de prejuicios o persecución por su fe, su origen étnico u otras características, perpetuando el legado de nuestros antepasados, el de todas las personas que lucharon por un futuro mejor.
Elena Blasco, delegada en Aragón de Amical de Muthausen
